19 ene 2011

Mil cosas que hacer

Tal vez mil y una, porque tengo comprobado que cuando hay algo importante que hacer, una tarea que llevar a cabo, un deber que atender, me surgen otras secundarias y hasta terciarias que en ese momento se vuelven prioritarias.

He iniciado el 2011 de una forma diferente a todos los 30 anteriores, y probablemente lo siga siendo durante los 346 días que quedan por delante. Empezando a fraguar mi destino profesional, con los estudios, la creatividad y el tesón, que mezclados dan lugar a un trabajo, mi book; la obra ilustrada que bien, en otros casos, se llama curriculum vitae.
Mi parte más racional me dice que primero he de tener en orden los apuntes, las fotos de demos y las respectivas explicaciones, que permita liberar otra porción del cerebro para dejar entrar la inspiración. Cuando en realidad, quizás, en esos momentos de caos la musa te conquista.
Lo mejor, o lo peor, o todo lo contrario, es no hacer caso ni siquiera a tu racionalidad. Lo primero es cocinar un plato suculento, poner una lavadora, hacer la cama, clasificar los contactos del correo, leer ese libro que tienes en la mesita hace 3 meses, escuchar música y buscar antiguos éxitos que, para más inri, te transportan a momentos que te dejan ensimismado en un punto fijo del techo.

En fin, nunca el tiempo es perdido. Digo yo que mañana ya no podré hacer lo que ya está hecho y podré aplicarme, o ¿ me sacaré de la manga más excusas?.

2 comentarios:

  1. Ya sabía yo que cuando cayera la breva sería por algo así. Gracias!!!... estaría pensando en K.O.

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